Después de la caída del Imperio Romano, se produce en la Penísula Ibérica la invasión de los bárbaros procedentes de centroeuropa, que tuvieron en Toledo su centro de poder político y religioso, ciudad donde se celebraron varios concilios que afianzaron el cristianismo ya introducido en época romana. Mientras tanto, ¿qué ocurrió con Arriaca?
Las epidemias de peste fueron continuas a partir del siglo VI, lo que condujo a una alta mortandad que, posiblemente, dio lugar a que el poblado fuera deshabitado. Se conocen restos y tumbas de época visigoda en el paraje cercano conocido como El Ruiseñor, ya en término de Guadalajara, junto a la nueva carretera de Conexión de Polígonos.
En el marco de las luchas internas por el poder entre los últimos reyes godos, Witiza y Rodrigo, se produce la invasión musulmana en el año 711, y con ella el final del reino visigodo. Después de la batalla de la Janda y, años más tarde, en Guadalete, los árabes avanzan en sus conquistas a través de las calzadas romanas.
Procedentes del medio oriente, con inclusión de algunas tribus bereberes al mando de Tarik y Muza, llegan al valle del Henares, donde fundarán Wad al-Hayara (Guadalajara), que llegará a ser capital de la Marca Media de Al-Ándalus, constituyendo una defensa militar reforzada con la construcción de una serie de castillos y fortalezas de tipo defensivo para salvaguardar los pasos naturales que en Atienza, Sigüenza, Jadraque, Hita y Guadalajara jalonaban la estructura fronteriza de estos territorios frente a los reinos cristianos establecidos al otro lado del Sistema Central.
Wad al-Hayara será la capital de un extenso territorio que servirá de cabecera de las alquerías y aldeas, lo que será conocido como el alfoz de Wad al-Hayara. El historiador musulmán Ahmed al-Razi, en su descripción de la Península Ibérica, lo califica como un lugar donde su territorio está limitado por la cadena montañosa que separa las dos Españas, donde se encuentran excelentes territorios para la caza, zonas montañosas y campiñas para el regadío. Este territorio dependía de una kura, o gran ciudad, Tulaytula (Toledo), y a su vez, otra más pequeña de carácter administrativo-militar como lo era Wad al-Hayara.
El alfoz estaba formado por ikrim, un glupo de amelías (aldeas) que pagaban sus tributos en ganados y productos agrícolas. Una de éstas amelías (amal) era Marchamalo (March-amal, que significa Prado Hermoso) en el camino del norte. También pudo ser un March-hamal, o Prado de los Ganados. El origen del topónimo y su significado en bastante clarificador, al dar nombre a un inmenso prado encharcado o marjal, posiblemente colonizado por tribus bereberes, quizás unidos a hispanorromanos (mozárabes) procedentes de Arriaca, los cuales habitarían este lugar dedicándose principalmente al pastoreo, la caza y el cultivo de cereales y productos hortícolas, aprovechando el regadío formado por los manantiales que brotaban en el alcor cercano y que inundaban con sus aguas el marjal.
Sus viviendas fueron construidas con barro, piedra, adobe, cañas y paja, y se trasladarían a la cercana ciudad para vender productos agrícolas y ganaderos a través del puente califal sobre el río Henares, mandado construir por Abderramán I en el siglo X.
Es muy probable que la aldea de Marchamalo formara parte del poema de Mío Cid en el capítulo de la algara a Alcalá de Henares, donde Alvarfáñez de Minaya se interna para robar ganado y capturar prisioneros para cobrar posteriores rescates en Castejón de Henares, donde se encontraba el Cid. Esto lo corrobora el hecho de que una operación como ésta hasta Alcalá de Henares debió hacerse a través del único camino que ofrecía garantías para conducir ganados y personas de manera rápida ante la proximidad de la fortaleza militar de Wad al-Hayara. Esto requería que se hiciera a través de la calzada romana que discurría por la orilla derecha del río Henares, «fenares arriba e por Wad al-Fayara…».