Las Cofradías Medievales
Las Cofradías Medievales fueron una asociación de personas, hombres y mujeres, que perteneciendo o no a una misma profesión, gremio o estamento social, se unen por diferentes causas o diversos fines, en general benéfico o piadoso, bajo la advocación de culto a un santo protector principal.
La designación medieval más usada en todo tipo de documentos, estatutos, sínodos, bulas papales es la de Cofradías. Una de las más significativas por su permanencia a los largo de los siglos es la de la Veracruz o Verdadera Cruz, donde Cristo estuvo crucificado, y que dará origen a las Cofradías de la Virgen de la Soledad, tal y como ocurrió en Marchamalo. El sufragio por los difuntos fue uno de los fines presentes en todas las cofradías y especialmente en la de las Benditas Ánimas, de la que también se conoce su presencia en Marchamalo.
Múltiples fueron los fines de socorro mutuo o de carácter benéficos que dieron lugar a las cofradías, entre ellos: el auxilio en la enfermedad, el entierro de los cofrades o hermanos y la asistencia a los oficios religiosos o procesiones. La presencia de la muerte, universal y cierta en cuanto a que a todos llega e incierta en cuanto el día y la hora, es cada vez mayor a partir de la gran Peste Negra (1348-1350) que asoló España y Europa causando una gran mortandad, que alcanzó a más del 40% de la población (estos sucesos fueron la causa de que en Marchamalo y la ciudad de Guadalajara se instituyera la advocación a Santa Mónica el día 4 de mayo, origen de nuestras Fiestas Patronales y de la romería de Santa Mónica que en Marchamalo se celebró hasta antes de la Guerra Civil).
Las Cofradías Medievales, que mantienen un componente religioso, no están exentas de una parte lúdica, que se manifiesta, sobre todo, en las romerías, donde se come, se bebe, se baila y se intima. Por ello, las distintas orientaciones que van a surgir en el seno de la Iglesia a partir del Concilio de Trento y de la Contrarreforma Católica (1545-1565) estarán encaminadas a reconducir a la mayoría de estas celebraciones populares, buscando resaltar, fundamentalmente, un sentido de dolor y recogimiento, tal y como se manifiesta en los actos y ceremonias de la Semana Santa y todo lo que tiene que ver con la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
En definitiva, hasta el siglo XVI, la fe cristiana medieval popular tiende a degradar el contenido de esa fe, hasta niveles próximos a la creencia en actos de magia cercanos al mundo pagano, con ritos esotéricos o místicos, sin duda influenciados por el sincretismo derivado del mundo hispano-romano y su culto a los dioses y a los ciclos de la naturaleza que conformaban la civilización greco-romana. Estas celebraciones populares fueron transformándose a partir de los primeros siglos de nuestra era, en el culto y formas del cristianismo, sustituyendo las fiestas tradicionales del calendario romano y otros ritos celtibéricos por la liturgia cristiana.
En la vida medieval la exaltación religiosa es ceremonial, festiva, visceral y afectiva. Exalta la vida y la muerte, por lo que admite una gran capacidad de novedad y espontaneidad. La liturgia no es oficial, ya que el pueblo se la inventa. La Iglesia Católica pretenderá encauzar todo ello, con las nuevas directrices surgidas del Concilio de Trento donde se escindirá el mundo cristiano. Quedará dividido entre los partidarios de la reforma de Lutero y los protestantes erasmistas por un lado, y la contrarreforma que seguirá el mundo católico y el Papa de Roma, apoyada en España por Felipe II.
De los documentos consultados en los distintos archivos podemos concluir, que en el último milenio estuvieron vigentes las cofradías de San Sebastián, San Miguel, Santa Ana, de la Inmaculada Concepción, la del Rosario, del Santísimo Sacramento, de la Veracruz (actualmente la de la Virgen de la Soledad), y la del Santísimo Cristo de la Esperanza.
En la actualidad son las Cofradías del Santo Cristo de la Esperanza y de la Virgen de la Soledad, anteriormente de la Veracruz, las que continúan vigentes y es muy posible que junto a la Cofradía del Santísimo Sacramento, ligada al Corpus Cristi, estuvieran constituidas por un mayor número de hermanos o cofrades así como otros bienes, semovientes, fincas, censos u otras propiedades, pues hay que tener en cuenta que hasta la desamortización de Mendizábal en el año 1836, más de un 40% de las tierras de Marchamalo eran propiedad del clero regular y secular, así como de capellanías, memorias o vínculos y de las propias cofradías.