El siglo XX comienza con la aprobación del reglamento de asociaciones obreras, en octubre del año 1900, además de una permanente crisis política que arranca en el año 1902 con la llegada al trono de Alfonso XIII y concluye en 1923 con la dictadura de Primo de Rivera. Un hecho que impactó fuertemente en la sociedad española fue la Semana Trágica de Barcelona, en el año 1906, como consecuencia de la Guerra de Marruecos. Es en esa ciudad donde se produce el gran auge de las movilizaciones obreras culminada en 1907 con la creación de Solidaridad Obrera, organización anarquista que, junto con UGT, nació como respuesta a la burguesa y nacionalista Solidaritat Catalana.
En 1917, año de la Revolución Rusa, fue convocada una huelga general por la CNT y la UGT que se saldó con un centenar de muertos y miles de detenidos. La lucha social de clases se había convertido en el gran problema de España unido a las denominadas «Cuestión Religiosa» y «Cuestión Militar», además de los movimientos nacionalistas.
Una de las primeras manifestaciones de la zona se produce en 1911, con una huelga de panaderos donde fueron detenidos 42 obreros, algunos de ellos de Marchamalo. Pedían una reducción de la jornada laboral a 8 horas y el incremento de los salarios. Por aquellos años trabajaban incluso niños menores de 10 años. En 1903 el Conde de Romanones controlaba con una estructura clientelar el poder económico y político de la provincia de Guadalajara. Los jornaleros y obreros sólo cobraban el día que trabajaban, no existía la Seguridad Social ni cobertura por desempleo, ni pensiones públicas. En 1921 se aprueba el Seguro Obligatorio de Retiro Obrero.
En 1906 llega la luz eléctrica a Marchamalo y en 1917 se funda la fábrica de la Hispano-Suiza en Guadalajara, dedicada a la construcción de automóviles y material de guerra, junto al paraje de la Regalada. A su inauguración asistió el Rey de España, Alfonso XIII. En ella trabajaron decenas de marchamaleros hasta su cierre.
En 1932 se construye Fibrocementos Castilla, conocida popularmente como La Pizarrita. En ella se ocuparon muchos obreros marchamaleros durante décadas, dedicándose a la fabricación de tuberías para la construcción. Para ello se empleaba un material altamente perjudicial para la salud, el amianto, que causaba enfermedades profesionales como la asbestosis pulmonar y cánceres irreversibles.
En 1928, durante la dictadura de Primo de Rivera, se llevó el agua potable a Marchamalo desde la fuente de El Val, construyéndos los dos puentes de carruajes y el peatonal sobre el arroyo del mismo nombre, junto a la Calle de la Alameda y de la Iglesia, que comunicaban con la Plaza Mayor, también la fuente pública en la Plaza Mayor, el lavadero y el matadero municipal, situado en la calle del mismo nombre. Con la mano de obra de los vecinos y materiales que puso a su disposición la Diputación de Guadalajara. También se construye una escuela con dos aulas en la Plaza de los Pollos y se habilita una pequeña sala en el edificio del matadero para escuela infantil. Se arregló la calle Hita, el Cuartel de la Guardia Civil, situado en el edificio municipal de la Plaza Mayor. Éste albergaría más tarde otra escuela, la farmacia y viviendas en la planta superior. Se celebrará por primera vez la ‘Fiesta del Árbol’. Por aquellos años la UGT alcanzó 100.000 afiliados, siendo bastantes de ellos de Marchamalo, pueblo de gran tradición obrera.
El 14 de abril de 1931 se proclama la II República, que será recibida con gran alborozo en Marchamalo. Poco tiempo más tarde la Federación de Trabajadores de la Tierra se une a UGT, siendo líderes en nuestro municipio Baldomero Alcalde Caro, que luego sería elegido Alcalde en las elecciones de 1936, y Victoriano Recio. Formaron parte de la ejecutiva de Guadalajara, presidida por Gregorio Tobajas. La UGT había superado en el año 1931, en Guadalajara, la cifra de 1762 afiliados. Donde más había crecido el sindicato era en el campo, a través de la Federación de Trabajadores de la Tierra (FTT), siendo Marchamalo el pueblo de la provincia que contaba con un mayor número de afiliados, con un total de 230.
Ésta era una de las 19 asociaciones obreras concertadas para solicitar arrendamientos colectivos de tierras agrícolas, todo supervisado por el Instituto para la Reforma Agraria (IRA). Las concesiones se solicitaban sobre la base de que había fincas de más de 200 hectáreas y propietarios que no las cultivaban y arrendaban, algo muy usual en siglos pasados. El sindicato de Marchamalo alegaba que para encontrar trabajo sus afiliados tenían que desplazarse a 15 km todos los días para poder comer. En el año 1932 el Jurado Mixto Rural de Marchamalo se reunió en el mes de octubre para concertar unas bases de trabajo entre patronos y obreros. Se pedía una jornada laboral de 8 horas de trabajo y la subida de jornales. El salario mayor que se pedía para los mayorales era de 6,25 pesetas, sin lograr el acuerdo, al que no se llegó por un real de diferencia, solicitando al Gobernador la jornada de huelga.