La celebración de Halloween reunió a cientos de marchamaleros en el pasacalles, la chocolatada y el Pasaje del Terror con el que culminó la noche.
La celebración de Halloween en Marchamalo logró, una vez más, no dejar a nadie indiferente, superando cada año las expectativas de quienes decidieron participar en una tétrica jornada en la que destacó especialmente el Pasaje del Terror, organizado una vez más por la Peña ‘La Nuestra’ con un resultado digno de elogio.
En los últimos años la tarde-noche de Halloween es sin duda una de las jornadas más esperada del año entre los niños marchamaleros, que encuentran una excusa para disfrazarse y disfrutar entre gritos y risas de un día diferente en el que se enfrentan a esos personajes que les asustan.
La jornada comenzó a media tarde, con un pasacalles musical desde el Ateneo Arriaca hasta el Espacio Joven, en cuya plaza delantera se ofreció chocolate y bizcochos para todos los asistentes que acudieron ataviados con su indumentaria más tenebrosa.
La actividad más esperada fue sin duda el Pasaje del Terror que, desde hace cuatro años viene organizando la Peña ‘la Nuestra’ ambientado en las salas de un irreconocible Espacio Joven, esta asociación local logró crear nuevos ambientes y un recorrido totalmente diferente gracias al trabajo de escenificación que llevaron a cabo durante toda la semana para crear salas, grutas, y oscuros escondrijos que hicieron que la actividad se prologara durante más de cuatro horas.
Centenares de marchamaleros disfrutaron de esta jornada, y cerca de 400 se atrevieron a entrar en el Pasaje del Terror, totalmente gratuito, esperando con paciencia las largas colas a la entrada del recinto, dada la gran expectación creada gracias al buen trabajo de los años anteriores y los emocionados comentarios de quienes lograban salir del recorrido por el otro extremo del mismo.
El decorado fue modificado totalmente, con un pasaje más largo e itrincado con un nuevo acceso y salida, contribuyeron definitivamente a la sorpresa y satisfacción de quienes se atrevieron a entrar, la mayoría de los cuales salieron precipitadamente y entre desesperdos gritos de pavor.