La celebración de Halloween reunió a cientos de marchamaleros en el pasacalles, la chocolatada y el Pasaje del Terror con el que culminó la noche.
La celebración de Halloween en Marchamalo logró, una vez más, no dejar a nadie indiferente, superando cada año la participación de los anteriores y haciendo disfrutar a quienes decidieron participar en una tétrica jornada en la que destacó especialmente el Pasaje del Terror, organizado por quinto año consecutivo por la Peña ‘La Nuestra’ con un resultado digno de elogio.
En los últimos años la tarde-noche de Halloween es sin duda una de las jornadas más esperada del año entre los niños marchamaleros, que encuentran una excusa para disfrazarse y disfrutar entre gritos y risas de un día diferente en el que se enfrentan a los personajes de sus peores pesadillas.
La jornada comenzó a media tarde, con un pasacalles musical desde el Ateneo Arriaca hasta el Espacio Joven, en cuya plaza delantera se ofreció chocolate y bizcochos para todos los asistentes que acudieron ataviados con su indumentaria más tenebrosa.
La actividad más esperada fue sin duda el Pasaje del Terror que desde hace cinco años viene organizando la Peña ‘La Nuestra’, ambientado para ellos las salas de un irreconocible Espacio Joven. Con su trabajo esta asociación local logra crear nuevos ambientes y un recorrido totalmente diferente cada año, gracias al trabajo de escenificación que llevaron a cabo durante toda la semana previa para crear salas, grutas, y oscuros escondrijos que hicieron que la actividad se prologara durante más de cinco horas.
Centenares de marchamaleros disfrutaron de esta jornada, y en torno a unas 450 personas también llegadas de distintos lugares se atrevieron a entrar en el Pasaje del Terror, totalmente gratuito, esperando con paciencia las largas colas a la entrada del recinto. Gran expectación creada sin lugar a dudas gracias al buen trabajo de los años anteriores y los emocionados comentarios de quienes lograban salir del recorrido por el otro extremo del mismo.
El decorado fue modificado sobre los anteriores, con un pasaje algo más largo e intrincado que volvió a optar por el acceso por la puerta principal del Espacio Joven, más cómoda para el público. Los pasillos, más estrechos, contribuyeron definitivamente a la sorpresa y la intensidad de la experiencia para quienes se atrevieron a entrar, la mayoría de los cuales salieron precipitadamente y entre desesperados gritos de pavor.