Cofradía del Santo Sacramento y el Corpus Cristi

La festividad del Corpus Cristi fue durante muchos siglos y, sobre todo, durante el Concilio de Trento y junto a la Semana Santa, la fiesta más importante de los católicos, y es por ello que en Marchamalo se sigue celebrando, año tras año, con toda solemnidad y con el recuerdo de una tradición que mantienen viva varias marchamaleras que, generación tras generación, vienen elaborando, con majestuosidad e imaginación, unos artísticos altares.

Éstos son adornados con imágenes religiosas, cintas, tejidos, bordados, colchas y mantones, junto con macetas de flores, pétalos de rosas y plantas aromáticas, que, como el cantueso, sirven para perfumar la visita del Santísimo Sacramento en la procesión que tiene lugar el jueves del Corpus Cristi, a la acompañan niños y niñas que acaban de celebrar su Primera Comunión.

Dicha procesión recorre las mismas calles que siglos atrás configuraban los cuatro barrios o colaciones de la villa, con su plaza correspondiente. (Actualmente son cinco altares junto a la alfombra multicolor con motivos geométricos y ornamentales con lemas y dibujos cristianos que hacen referencia a dicha celebración, extendiéndose a lo largo de la entrada a la Iglesia, en el lugar conocido “la Pista”.)

Estos son los altares y su ubicación:
• Barrio de Arriba (Plaza Mayor)
• Barrio de los Pollos o Barranchel (Plaza de los Pollos)
• Barrio de Abajo o Eras Blancas (Plaza Doña Eladia)
• Barrio de la Alameda (Plaza de la Cruz)

Altares de los últimos años:
• Calle del Val
• Alfombra multicolor en la pista de entrada a la Iglesia

Considerada una de las Fiestas Mayores de la localidad, ya en el año 1750 y en las respuestas al Catastro de la Ensenada, se da cuenta de “una partida de 250 reales de vellón que importan los derechos de esta villa para en la caridad de todos y situado de refresco a las que hacen los altares el día del Corpus”.

En el siglo pasado era costumbre que dichos altares fueran elaborados por aquellas mujeres que se habían casado en el año anterior, aportando parte de su recién estrenado ajuar para el adorno y ornamentación de dichos altares.

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