MARÍA DEL PILAR MUÑOZ ABLANQUE
• María Pilar Muñoz nació el 23 de julio de 1951 en el seno de una familia humilde, en una de las casas de nuestro pueblo, Marchamalo. Ya de niña, María Pilar soñaba con ser maestra, por lo que sus padres trabajaron muy duro para poder dar a la mayor de sus cuatro hijos la oportunidad de alcanzar su sueño, intentando proporcionarle la posibilidad de estudiar.
• Estudió durante toda su infancia y los primeros años de su juventud en Marchamalo, destacando en el colegio por sus ganas de aprender, y poco a poco fue superando con éxito sus estudios, no exentos de dificultades. Los primeros años del bachiller los tuvo que hacer a distancia, superando el bache con esfuerzo hasta que terminó la carrera de Magisterio.
• Una vez diplomada comenzó su andadura profesional, ya en el año 1973, lejos de Guadalajara, en el Colegio Garcés de Madrid, como profesora interina. Pero su estancia sería breve. El año siguiente, en 1974, aprobó la oposición mientras trabajaba en el Colegio ‘Giovanni Antonio Farina’ de Azuqueca de Henares, por lo que el siguiente curso ya entrenó plaza en un nuevo destino, El Casar de Talamanca.
• A partir de entonces, tuvo un largo periplo por varios centros de toda la geografía alcarreña, cada curso en uno nuevo. En 1976, Torete; en el 77, Almoguera; en el 78, Minglanilla; en el 79, Fuentelahiguera; en el 80, en Meco; y en el año 1981, de nuevo en Azuqueca de Henares.
• El siguiente curso, el del año 1982, logró asentarse en Yunquera de Henares, donde impartiría clase durante una década, siempre a los niños más pequeños, antes de lograr su traslado donde siempre soñó con ejercer su labor, en Marchamalo.
• Comenzó a impartir clases a los niños de Educación Infantil de nuestro colegio ‘Cristo de la Esperanza’ en 1992, haciéndolo de manera ininterrumpida durante 25 años, hasta este mismo año, el de su jubilación como profesora en Marchamalo, su querido pueblo, en el que alcanzó su máximo desarrollo profesional.
• La profe Pilar, como es conocida entre sus alumnos, destaca por su trabajo por proyectos, un método de educación innovador en aquel momento, y a través del cual consiguió que sus niños viajaran a través del tiempo y conocieran el mundo que les rodea. Trabajadora incansable siempre ha transmitido las tradiciones de Marchamalo a cada generación que ha pasado por sus manos.
SERAFÍN DE MINGO CASTEL
• Nacido en Rebollosa de Jadraque el 29 de julio de 1941, Serafín de Mingo llegaría a Marchamalo por primera vez a muy temprana edad, cuando sus padres se trasladan a Marchamalo desde esta localidad serrana buscando un mejor clima que aliviara la salud de su madre y mejores posibilidades de futuro para él y sus hermanos, dado que por aquel entonces la campiña de Guadalajara comienza a mejorar sus expectativas de progreso. En 1946, con tan sólo 5 años de edad, su padre construye una pequeña casa junto a la cuesta del Ventorro, donde recibe la instrucción básica de su madre, para después incorporarse con 7 años a una de las dos aulas para niños que existían en le pueblo.
• Allí recibirá clases junto a otros niños de Don Eugenio Golvano, su primer profesor, y quién animará a su padre para que invierta parte de lo poco que tenía su familia en sus estudios de bachiller. Don Eugenio le prepara para las pruebas de acceso con 10 años, y después Doña Elena le instruiría con clases particulares en el pueblo durante dos cursos hasta que tuvo que desplazarse para finalizar el Bachiller Elemental al Instituto Brianda de Mendoza. Son los primeros años en los que las pequeñas clases comienzan a crecer en alumnos y el decano de los centros de enseñanza de Guadalajara tiene que trasladar sus instalaciones por primera vez.
• Inmediatamente después entra en la Escuela de Magisterio, animado por la proximidad a su casa de Marchamalo para poder continuar con los estudios superiores, de los que se gradúa como maestro tras superar la reválida en 1961, con 20 años de edad. Es entonces cuando comienza el servicio militar, al que se presentó como voluntario durante 2 años en Guadalajara, que aprovecha para preparar y superar la oposición de maestro y lograr una plaza propia.
• Después de un inicio breve en Puebla de Valles, ocupa su plaza en Huertahernando durante un año, superando después un concurso para una nueva plaza en Auñón, donde será maestro junto a otros cinco docentes durante 7 años. En este periodo se casa con su mujer, marchamalera, y nace su hija. Este periodo finalizará abruptamente, cuando el Alcalde de Auñón le comunica, a falta de 1 semana para que comience el curso, que han eliminado su plaza y debe marcharse. Sólo una carambola del destino le permite ocupar una plaza en Brihuega, donde será maestro durante una década hasta que vio nacer el primer colegio público moderno de la localidad.
• Justo un año después de ver nacer este nuevo centro conseguirá superar un nuevo concurso para trasladarse a Marchamalo, su pueblo, como docente en el también recientemente estrenado Colegio Público ‘Cristo de la Esperanza’. Sus dos objetivos, mejores posibilidades de estudio para su hija en un entorno más apto, y el reto y placer de poder enseñar en el lugar donde creció y conservaba su familia y amigos. Pese a que algunos compañeros se lo desaconsejaron a él siempre le resultó atractiva y estimulante la idea de poder enseñar en Marchamalo.
• Aquí, desde 1981 y hasta el año 2001, exactamente durante 20 años ininterrumpidos, ejerció su labor de docencia cosechando la satisfacción de poder instruir y ver crecer a tantos niños y niñas marchamaleros, hijos de sus amigos y vecinos, y después hijos de sus propios alumnos y alumnas. Fueron años de incertidumbre en un primer momento y, después, de profundos cambios en la docencia que hicieron progresar y extender por completo la enseñanza pública, en los que también se especializó como docente para ejercer con los alumnos más aventajados de la antigua EGB.
• Durante su carrera profesional recibió algunas distinciones, como la concedida por el Gobernador Civil de Guadalajara por su proyecto educativo en torno a la Educación Física (Premio Luis María Sobredo), o contar con la condición de haber sido profesor cofundador del por entonces conocido como Colegio de Formación del Profesorado, especializado en física y química, laboratorio, montaje de audiovisuales e informática en sus primeras manifestaciones.
• Siempre inquieto y activo, le resultaba atractivo estar al tanto de los últimos avances técnicos, como muestran sus especializaciones académicas, aplicándolos después a la docencia, además de otras actividades como el ciclismo, la caza y la pesca, cualquier relación con el campo y la botánica y, la principal de ellas, viajar. Esta última afición le ha llevado a moverse desde que los medios técnicos y económicos se lo permitieron, a casi todas las principales capitales europeas, siendo Roma una ciudad de referencia para él. Eso sí, sin dejar de lado nunca su gran vocación, la enseñanza.