BEATRIZ TORIJA

• Beatriz Torija, nacida en Guadalajara el 27 de diciembre de 1992 de padres marchamaleros, se ha convertido en una deportista de referencia para todas las mujeres que disfrutan del deporte y lo viven con pasión, en igualdad de condiciones que los hombres. La prueba es el hecho de que haya sido la primera marchamalera en debutar en la liga de Primera División Nacional de fútbol femenino durante la pasada temporada 2016-17 con el Rayo Vallecano de Madrid, y también en la misma categoría del fútbol sala femenino con su actual equipo, el CD Leganés FS.

• Marchamalera durante toda su vida, el pueblo que la ha visto crecer es el que también la ha visto iniciarse en el mundo del deporte. Con 8 años su padre, conocido árbitro de fútbol, la animó a jugar al fútbol en las Escuelas Deportivas de Marchamalo, y sin pensárselo dos veces se inscribió. Durante los siguientes 5 años estuvo aprendiendo a practicar este deporte junto a sus amigos de clase, todos chicos, y de la mano de Javier Gutiérrez, antiguo entrenador de las Escuelas al que recuerda con especial cariño y estima. La historia se prolongó hasta cumplir los 14 años, momento en el que el reglamento ya no permite a las chicas seguir jugando con jóvenes de sexo opuesto.

• Fue entonces cuando dio el salto al Club Deportivo Guadalajara, que contaba con una sección de fútbol femenino donde estuvo jugando otros 5 años hasta que por decisión del propio club se decidió prescindir del equipo femenino centrándose en su equipo principal.

• De aquella época recuerda con especial afecto a Roberto Abad, presidente del Dínamo Guadalajara, quien ante esta situación ofreció a las antiguas jugadoras del Club Deportivo Guadalajara formar un equipo femenino dentro de la estructura del club que presidía. El nuevo equipo forjado de los rescoldos del anterior logró el ascenso en poco tiempo hasta la 2ª División Nacional Femenina, categoría en la que alcanzó el que por ahora es su techo.

• Beatriz sumaba entonces otras 5 temporadas como jugadora del Dínamo Guadalajara, y 15 años jugando al fútbol, cuando le ofrecieron la oportunidad más destacada de su carrera deportiva: jugar con el Rayo Vallecano en Primera División Nacional, uno de los equipos mejor valorados y en competencia directa con los grandes clubes con sección femenina de fútbol, como el Atlético de Madrid o el Fútbol Club Barcelona. A Vallecas se fue junto con otra compañera, Sheila García.

• Con no pocos esfuerzos para compaginar sus estudios de postgrado como especialista en formación del profesorado, después de graduarse en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Beatriz pudo disfrutar de su año más especial en lo deportivo, compartiendo vestuario con algunas de las jugadoras más valoradas del panorama español. Puedo disputar un buen número de partidos y también saborear la posibilidad de marcar gol en la Primera División, siendo la única marchamalera que lo ha logrado.

• Ahora, ha cambiado el campo más grande por uno más pequeño, pasándose a la Primera División Nacional de Fútbol Sala gracias a la oferta del Club Deportivo Leganés, con quien ya ha disputado sus primeros partidos y marcado sus primeros goles en una nueva aventura también única entre los méritos de las deportistas marchamaleras.

SUBASTADORES DE LA HERMANDAD DEL CRISTO

• La tradición de la celebración de la subasta de la Hermandad del Cristo de la Esperanza de Marchamalo se remonta más allá de un siglo atrás en el tiempo, cuando se ideó como forma para obtener ciertos recursos económicos para el funcionamiento de la propia Hermandad y el mantenimiento de la Iglesia de la Santa Cruz, gracias a las generosas aportaciones económicas o materiales de las personas devotas del Patrón de Marchamalo.

• En las últimas décadas esta tradición ha sido llevada a cabo gracias al empeño especial de los miembros de una familia en concreto, iniciando la saga Pascasio Isidro, continuándola su hijo Saturnino Isidro entre las décadas de los 70 y los 90 del siglo pasado, y retomándola por último el nieto del primero, Santiago Isidro Claudio, con el inicio de la presente centuria y hasta la actualidad, acumulando ya más de 17 años como subastador de la Hermandad del Santo Cristo. Solo con alguna excepción por motivos de fuerza mayor y de manera circunstancial ejercieron de subasteros otras personas, bien de la misma familia u otras.

• Saturnino es quién más años ha ejercido esta labor de entre los subastadores que quedan vivos, desempeñando el papel de subastador de la Hermandad del Santo Cristo y la del cobro de los pagos comprometidos por las casas del municipio durante cerca de 30 años casi ininterrumpidamente.

• La figura del subastero, remunerado en otra época en base al total de la recaudación, y ahora labor que se ejerce de forma desinteresada y altruista, ha sido siempre reconocida entre la población de Marchamalo en general, y entre los devotos del Cristo de la Esperanza en particular, dado que su papel era y es de gran relevancia a la hora de lograr una buena subasta que reporte fondos muy necesarios para el mantenimiento de la parroquia, la hermandad y las reliquias de la iglesia.

• Santiago Isidro, el último de los subasteros y quién ejerce esta labor en la actualidad, al igual que ya hiciera su tío en alguna ocasión, ejerce también como subastador en la fiesta de San Isidro, aunque esta vez a favor de la Asociación de Agricultores y Ganaderos que se ocupa de la organización de las celebraciones en torno a su Patrón. El día de San Isidro es también día de fiesta local en Marchamalo, dado el marcado peso de estas actividades en la historia de la localidad.

• El traspaso de esta tradición de unas generaciones a otras ha otorgado al desempeño de esta actividad unas reglas no escritas propias, que comienzan de forma más visible con la jerga y el soniquete que emplean los subastadores, los cuales configuran una forma particular de monólogo dialogado, en el que el subastador reacciona a la comunicación no verbal que le va trasmitiendo el público, conjugando una suerte de conversación con una sola voz.

• En reconocimiento a todas las personas que han hecho pervivir esta tradición con más de un siglo a sus espaldas, gracias a la cual la Hermandad del Santo Cristo de la Esperanza, patrón de Marchamalo, ha podido sustentarse en el tiempo fomentando la contribución de las personas devotas y amantes de nuestras costumbres religiosas, hacemos entrega de este premio a su último representante en activo, Santiago Isidro Claudio.

Ir al contenido